lunes, 23 de junio de 2014


Viernes 21 de junio de 2014.
 

Las cosas más importantes  que debemos agradecer cuando vamos a ver una puesta en escena, son sin duda: que tenga forma y contenido. Esto es lo que se ve por todas partes en la puesta en escena “Pedro y el capitán  llevada al foro por Duodeno y otras viseras colectivo teatral comandado por Edgar Bucio.

“Pedro y el capitán”,   obra del poeta dramaturgo y narrador uruguayo Mario Benedetti. El tema ahí está, la represión, la  falta de respeto a los derechos humanos, no es privilegio o desgracia de pueblo de tercer mundo o subdesarrollado sino qué se ha dado  a lo largo y ancho  de la historia y de la geografía, donde el hombre siempre ha sido lobo del hombre, la degradación llega a tal tope que se recurre a ese estigma de la tortura al no saber poner orden en  ideas y conceptos cómo ser humano.

Para desgracia del ser humano hay muchos “Pedros” y muchos “capitanes”, una cosa que es cierta o pretende serlo es que cuando el hombre respete al hombre por el hecho de pensar y actuar de forma diferente otro gallo nos cantará y podremos llamarnos al fin seres humanos.

En cuanto a la puesta en escena no podía caer en mejores manos, piernas, sudor y pensamientos. De estos dos grandes y jóvenes actores (aquí no hay comparación de que tan famosos o mediocres  pueden ser)  vemos personajes vivos que laten junto al espectador, los textos se van dando uno tras otro, las ideas y las ideologías  están puestas en la mesa con la verdad que solo el teatro es capaz de proporcionar.

Toño nos muestra un capitán de carne y hueso con un entendimiento total y  una caracterización que ya quisieran algunos “profesionales”. Con mesura en sus textos y gran sentido del ritmo, sin llegar al exabrupto gratuito, nos muestra un personaje con todos sus miedos y aciertos y al final terminamos queriéndolo y odiándolo.

Samuel, joven actor que solo se le puede criticar precisamente el hecho de ser joven, pues en algunos momentos corre el texto y se hace monótono; su expresión corporal es excelente, no vemos una caricatura de torturado, sino a un ser despojado de  toda dignidad y puesto bien firme en todas sus ideas en su lucha tratando de dignificarnos cómo seres humanos por ese camino de compromiso teatral. Samuel en verdad tiene grandes sorpresas.

Hablar de Edgar Bucio es hablar del trabajo artístico en otra faceta  a sus talentos (aunque no lo quiera aceptar  por modestia o por soberbia, pero ahí están y no las puede ocultar) ha despertado al hecho escénico buscando su propio lenguaje recogiendo y acogiendo experiencias y llevándolas a un baúl de conocimiento, pero no solo se queda con el papel o reconocimiento en manos sino que nos muestra con mesura en el trazo, sin alardeos, una dirección exacta (no por nada es también un excelente músico). Durante una hora y media  podemos degustar,  disfrutar de ese texto sin caer  en el tremendismo, sentir a los personajes en ese momento de sus vidas en un creíble y gozoso hecho escénico .

 Acertada iluminación con cambios sutiles acompañan a la puesta cómo yendo de la mano en claros oscuros y mostrando ese ambiente tenso y lúgubre donde  se desarrolla la historia. La música es acertada, matiza el drama y ejemplifica años de lucha y pensamiento de quién ve en la libertad un camino de encuentro con lo humano.

Mención aparte, la utilización de la proyección del video realizado por Tonatihu con gran acierto cinematográfico donde la imagen dice más que peroratas que no conducen a nada, entendió planamente de que trataba y lo plasmo con gran seguridad sobre todo sensibilidad y talento. Para finalizar el trabajo de vestuario y maquillaje y apoyos técnicos es magistral , con equipos así da un gran placer ver teatro,

De aquí para adelante Edgar, Toño Samuel , queriendo al teatro amando la escena y saber de una vez por todas, que pese a la burocracia los trabajos con dignidad y profesionalismo se pueden dar en esta incultura que vive  Cuautitlán Izcalli. Felicidades y más pero muchas más viseras, todo el sentimiento de amor y agradecimiento en está puesta en escena.

 

Marco A.

 
Marco Antonio Chávez León es actor y director de teatro. Con cuarenta años de experiencia y muchos más de vida ha montado más de cuarenta obras en diferentes partes del país. Actualmente se desempeña como Coordinador de actividades artísticas en el Centro Regional de Cultura de Cuautitlán Izcalli. Colabora periódicamente en el programa de radio por internet Desde la cultura. Añadiré una frase "marquiavelica",  Que uno se desnude bien porque enseñar las nalgas, cualquiera...enseñar las nalgas es enseñar las carencias.

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario