Cuando se siente en la butaca hágalo sin reservas. Véase a sí mismo como un espía y a la boca del escenario como una lente que le permite observar.
Primera llamada, los artistas tras bastidores calentando, preparando los últimos detalles. Segunda llamada, el equipo de producción y los ejecutantes a sus puestos, concentrando toda su energía para lo que usted está a punto de presenciar; es tiempo de dejar las preocupaciones a un lado, qué mejor que usted se prepare también. Tercera llamada...
El escenario se ilumina, los artistas han venido a darle su trabajo, sus horas de ensayo, sus retos. Recíbalo todo y véalo como lo que es: un acto de amor.
Encuéntrese dispuesto, no es el momento de juzgar; baile, ría, llore… déjese quitar prenda a prenda hasta que se halle desnudo, en medio de todos los momentos y destinos conjugados en ese preciso instante.
La función ha terminado. Aplauda, aplauda para ellos; es la manera de agradecer lo que han venido a darle.
Por último guarde lo que guste en el corazón y en la memoria; recuerde que esos instantes no habrán de repetirse jamás. Cuando se levante de la butaca, no se apure; no es requerimiento salir vestido del teatro.
Melissa González Caamal