Por Edgar Bucio.
Cuenta una anécdota que el maestro Andrés Segovia
(Guitarrista Español 1893-1987) en cierta ocasión se hospedaba en algún hotel
de una provincia española dentro de una gira de trabajo. El tenia por costumbre
estudiar desde muy temprano, cuando de repente tocaron a la puerta de su
habitación, era el administrador del hotel, y cuando vio al maestro con la
guitarra en las manos exclamó “ Ay joven
tan temprano y ya se esta poniendo alegre…”
Este artículo no pretende para nada ensalzar la labor que
realiza un estudiante de música o un profesional de esta, si no por el
contrario, de alguna manera debemos entender que es una actividad como
cualquier otra, cuantos estudiantes de medicina conocemos que en algún momento
por hobby, tocan un instrumento musical ó realizan otra actividad artística,
pero lo tienen que dejar por el tiempo que les absorbe el estudiar medicina, y
sin embargo no lo juzgamos, es más lo aplaudimos “Que bueno que ya dejaste de hacerte tonto y ahora si vas a hacer algo
en serio” esto me parece una gran degradación a una labor tan noble como es
hacer arte.
Hablando de mi experiencia como estudiante de música y después
como profesional de ella, creo que si nos tenemos que enfrentar a una
discriminación muy fuerte desde la familia y gente que nos rodea, “ Así que quieres estudiar música, ¿ Y de que vas a vivir? “
Desgraciadamente esto repercute, en definitiva en la vida
profesional de un artista, ya que nos es difícil ponerle un precio a nuestro
trabajo, cabe mencionar que existen muchos artistas que se precian de serlo
y de alguna manera si gozan de ese
reconocimiento y no tienen problema en este aspecto, aunque cuando tiene
oportunidad de estar a cuadro en la televisión o en la radio se quejan de no
tener trabajo, pensemos que es una actitud solidaria, pero bueno ese es otro
tema, yo hablo de los artistas de a pie esos que andan buscando una beca o
apoyo de gobierno para poder sobrevivir, que en algunos casos si no tienes
renombre es difícil que se los otorguen, contradictorio ¿no?
Señores estudiar música no solo es “tocar la guitarra”, va
mucho más allá es tener un compromiso con uno mismo, con la música, con la
sociedad y con tú instrumento cualquiera que este sea.
Los invito a que hagamos una reflexión sobre este tema, al
igual que cualquier profesionista que ama lo que hace, nunca se termina de
aprender, de estudiar y todas las actividades artísticas demandan una seriedad
y un respeto.
En cierta ocasión invitaron a un músico a presentarse en un
local donde ofrecían alimento y bebidas, le enviaron un correo que más o menos
decía; “Muy buenas tardes, tenemos mucho
gusto en invitarlo a participar en nuestro local, sabemos de su calidad musical
y para nosotros seria un honor contar con su presencia, ya que tenemos
alimentos y bebidas de muy buena calidad le aseguramos un lleno total y de esta
manera usted se daría a conocer con mas gente, desgraciadamente por el momento no contamos con recursos para
darle un pago en efectivo, sin embargo le podemos ofrecer bebidas y alimento de
nuestra carta. gracias” A lo
que él contestó “Muchas gracias por su
invitación, me parece justo lo que me ofrecen y más justo me parecería que
ustedes acepten lo siguiente; fíjense que en casa tengo una estancia algo
grande, me gustaría hacer una reunión y sabiendo de la calidad de sus bebidas y
alimentos seria un honor que traigan lo suficiente para atender a mis invitados
que son muchos y de esta manera se dan a conocer con más gente, solo que por el
momento lo único que les puedo ofrecer son algunas piezas de mi repertorio. gracias”
El arte es tan relativo a la apreciación de sus espectadores y al juicio de calidad de cada ejecutante que hablar sobre lo justo o injusto de contar con apoyos o buenos pagos, es entrar en una parábola interminable de pretextos que hagan creer que el artista nunca fue suficiente para las espectativas del público y de que el artista piensa que basta sacrificar su vida y trabajo para subir al escenario para que las puertas de oportunidades se abran. La calidad es inherente a la actitud de trabajo que se asume en cada proyecto y por ende la calidad de apreciaciones es inherente a juicios que generen mejores oportunidades. Trabajo, trabajo, trabajo.
ResponderEliminar