miércoles, 13 de febrero de 2013

Deshuesando cursilerías.



Letras de amor, por amor. Amor, la palabra más usada hipócrita, lírica, egoísta y cansadamente. El motivo de las locas pasiones y de los escondidos sueños. Las manos que impregnan  llamas en el cuerpo. Dicen que el que conoce el amor conoce la muerte, conoce la pasión desbordándose por los poros de la piel, la sinrazón comiéndole los sesos, plantándole los pies en las nubes de la magia, de la vida. Dicen también que el amor es una ilusión, una ironía, una reacción, un efecto egoísta, un grito aterrador, un motivo, un escape, una sombra, una luz…

I
Escucho una voz que danza veleidosa bajo los párpados de tu rostro y el río,
una centinela agita los brazos para llamar tu atención
mientras tus ojos alarmados suenan estridentes mi nombre.
Descoso los cabellos de tu pecho,
el suéter de lana  pintado por la abuela,
abro los brazos y me adentro en tus entrañas,
nado entre pulmón y pulmón,
atenazo un poco del músculo mixto que agita tu cuerpo,
ahora soy tu, estoy en tu pecho.
Como si mis manos fueran las mismas de cronos,
regreso a las afueras de tu ser
y uno a un cierro tus cabellos
y los beso y los uno a mi cuerpo.
Dame un segundo amor mío,
que estoy saliendo del trance insólito de tu cuerpo.
II
Hay un algo en ti que me hace vibrar por dentro. No es tu nombre ni tu materia, es un algo que enseña como palabra sin serla, que acaricia una fibra sensible entre mi alma y mi pecho.
Es cuando te decides a nadar en el conocimiento de mi cuerpo, y del tuyo, que la materia se desvanece, se pierde entre un haz de luz con el sabor de tu espíritu y un ruido callado en tu oído. Y tu espalda no es tu espalda, sino una balsa en el mar inmenso a la que me aferro, feliz de haberla encontrado.
Tu me enseñas a diario que nada está escrito, que el mundo se mueve, vibra, explota y se enoja. Que nos da también las bendiciones del cielo y las noches. Tu me enseñas a diario que la vida cabe en tus ojos, que las horas corren y se apresuran cuando vives la gloria, que el tiempo no existe sin nosotros.



Das un beso como si hicieras música,
te vas a otro planeta 
desde aqui te observo,
anonadada, 
extasiada del dulce movimiento
que adorna tu faz.
Das un beso y entonces,
esta mujer que te pertenece
deja de ser ella misma,
pierde su forma física
y sólo existe por tu beso,
por esa danza de lenguas y cuerpos,
esa danza exquisita que juras no sabes bailar.
Das un beso y en el beso existo
y en el beso nazco nuevamente.
Soy un feto en el vientre de tu boca.
Soy un ente y una nada.
Soy luz que lo es sólo por ser tu reflejo.




Dimitri
El perfume que tus poros emanan,
el suave tacto de tu cuello en el mío,
la dicha llenando mi cuerpo de magia,
de gloria, de paz,
de nada que se escriba en el marco
de lo triste que son estos días.
Tu gracia ilumina el peor de los momentos.
Dame otro beso que sepa a vientos flotantes
y al fin del paso del tiempo,
dame otro beso que se encarne en los labios
y el cuerpo,
que llene mis pulmones de la magia lúcida que emanas,
que surta este momento absoluto
de absoluto bienamor y dicha.
Luego, esperaré ansiosa que te quedes a mi lado
y me tomes la mano,
que te quedes a mi lado
y te acurruques en mi cuenco,
que te pierdas en sueños un rato
para ser como aquellos volcanes,
que un día fueron dos amantes que se durmieron.

III
Que más misterio que descubrir tu voz,

tus pensamientos

vieja vida, largos sueños.

Que más tragedia que contemplar gélido tus silencios

vieja muerte, largo espejo.

Desnúdate y al hacerlo

abre también tu pecho,

oscuras letras, amargos desiertos.

Desnúdate y al hacerlo

descose también el cielo,
oscuro beso, amargo velo.
Y al final de la jornada

purifica tu alma con sal,

blanca tierra, luz eterna,

y al final del camino,

desnuda también mi cuerpo,

blanco lecho, luz que dio a luz un sueño. 

Ana Chachagua.


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