Por Edgar Bucio
Hola a todos, les damos la bienvenida una vez más al Deshuesadero de Palabras.
Hoy no es el mejor día de la
semana solo por ser viernes, sino también
por que hablaremos de música. En primera instancia tuve la inquietud de
hablarles un poco sobre músicos y compositores no muy conocidos y pensé en Yann
Tiersen, John Coltrane, Goran Bregovic, Django Reinhardt; sí, ya sé lo que
están pensando, estoy seguro que algunos de estos nombres les suenan o conocen
su obra, pero de repente recordé a aquellos músicos que de verdad no son muy conocidos,
me refiero a los músicos que no piden otra cosa más que ser escuchados.
Hace aproximadamente unos ocho o diez años
por azares del destino me encontraba en Puerto Vallarta acompañando a tres
grandes amigos, recuerdo que dos de ellos y yo nos dimos un buen chapuzón en
aquellas aguas, no tan calmadas pues hacia unas semanas un huracán había arrasado
con casi todo, pero ahí estábamos como tres chiquillos, mientras en unas rocas
sentado y con su cámara fotográfica se encontraba Javier Nandayapa, pero no, en
esta ocasión no voy a hablarles de él. Regresemos con esos tres chamacos que
jugueteaban en la playa, de repente una ola no muy grande pero lo
suficientemente fuerte para arrastrar a uno de ellos mar adentro los envolvió,
sin pensarlo David Peña, de quien tampoco vamos a hablar en esta ocasión, se
aventuró a sacar de entre las olas a este personaje del que si vamos a hablar
hoy.
El maestro Jesús Martínez
Rodríguez uno de los compositores más fructíferos que tengo el placer de
conocer; pianista y docente en la Escuela de Bellas Artes de Tultepec en el
Estado de México, además de tener una basta producción pictórica.
Al escuchar su música nos invita
a un viaje por el mundo de las imágenes, de ambientes donde las sensaciones
sonoras nos permiten imaginar. Con toques muy marcados de minimalismo derivados
de una gran influencia, dicho por el mismo, de Wim Mertens y Steve Reich, pero
sin dejar de lado ese sonido folclórico y
sencillo, podríamos decir que la música de Jesús Martínez fluye por si
sola sin protocolos simplemente te invita a que la sigas escuchando.
Utilizando en la mayoría de sus
composiciones compases irregulares 5/8, 7/8, 10/8, 13/8, partiendo de pequeños motivos melódicos
o rítmicos hace de esta música menos discursiva y más sensitiva.
Entre sus grabaciones podemos
encontrar:
Los sueños (1998), Cerca del
Principio (2001), Jesús y el Universo de lo Mínimo (2003), 30 Motivos para
Volar (2005), Relatos (2005),
Flores para mi Compañera (2009), Por Motivos Personales (2010), Imágenes
de un Lugar Lejano (2011), Historias de Melancolía (2012).
¿Y dónde podemos encontrar sus
discos?, no estoy muy seguro si los vendan en tiendas especializadas, pero aquí
les dejo el link de su página para que la visiten y conozcan más del mundo de
Jesús Martínez Rodríguez. laverdadera.com
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