domingo, 24 de febrero de 2013

Para los necios, nuestra conjura.



¿Qué tal si se toma un tiempo, querido lector, para reír hasta que le duelan los cachetes?  
Por: Ana Chachagua.

Si lo suyo, lo suyo es la crítica mordaz, la sátira del circo que es la sociedad, si lo que le apasiona no es lo común del mundo, si lo es, si sufre depresión o anorexia, si está sano y es deportista, si no le importa lo que piensen de usted, o si no pierde oportunidad del reflejo para admirarse, si usted no es nada de lo aquí descrito o lo es todo, este libro le caerá como anillo al dedo.

Esta semana recomendamos la obra póstuma de John KennedyToole: La conjura de los necios, pero antes de entrar de lleno a la historia déjeme contarle un poco del autor.  Nacido en Nueva Orleans, en 1937con un master en inglés por la Columbia University, catedrático de la University of South-western Louisiana y en el Dominican College de Nueva Orleans,  escritor frustrado que tras buscar cansadamente la publicación de su novela se suicidó a los 32 años. La madre quien estaba convencida del talento de su hijo, siguió su sueño y en 1976, llevó a la oficina del escritor Walker Percy el manuscrito original de esta obra.

Percy, quien tras sumergirse en esta tempestad de emociones, de aventuras caricaturescas y a la vez crudas, consigue la publicación de la obra en 1980 y un año después se le otorga el Pullitzer póstumo a Toole, ante la fascinación de los críticos.

Esta novela es la historia de Ignatius Reilly, a quien el mismo Percy describe como “una mezcla de Oliver Hardy delirante, Don Quijote adiposo y Tomás de Aquino perverso, reunidos en una persona” es un hombre de 30 años que vive con su estrafalaria madre, en las colonias populares de Nueva Orleans.

Reilly ocupa sus días en escribir una tremenda denuncia contra el siglo XX, en la que la cordura se ve tan perdida como el mundo que critica, el mundo que no sabe reconocer las aportaciones que un personaje como él puede hacer. Nuestro personaje tiene que alternar sus escritos con la necesidad absurda de trabajar en cualquier cosa, para complacer a su madre quien está cansada de su actitud y cuyas expectativas sobre su hijo se han ido desvaneciendo poco a poco.

En esta obra se entremezclan las coincidencias con tal maestría que uno empieza a creer en el destino, tanto como en las ironías de la vida. A la vida de Ingatius se relacionan otras más historias de personajes igualmente desquiciados y tan detallados que es sencillo crear en la mente imágenes nítidas de ellos, como si se estuviera hablando de un amigo, o de un conocido, aunque sus contextos estén fuera de toda sintonía.

Y si usted no solo quiere reír, le prometo querido lector, que además sentirá la tristeza y la compasión que siente una madre al ver devastado a su hijo, que tiene un amigo al ver extraviado los sueños de quien quiere tanto, un empresario al ver perdida su ganancia, un hombre al no comprender al mundo

La conjura de los necios, lleva en su nombre la penitencia, pues más de uno se sentirá identificado con los personajes de esta delirante historia. Que la disfrute!

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