Por: Edgar Bucio.
Por muchos años los medios de comunicación masiva nos han
tratado de convencer, con campañas publicitarias aplastantes, que tal cual “artista”
es; en ese momento el “rey de la música mexicana”, quiero aclarar que este artículo no pretende hablar mal de
los “artistas” que se fabrican en la oficina de algún ejecutivo, ya que sin temor
a equivocarme existen varios muy talentosos Siempre he creído que no hay música
buena o mala, más bien música mal hecha y música bien hecha. Regresando a
nuestro tema, por otra parte están los artistas que sin tantos reflectores dedican
su vida a la creación y difusión de la música mexicana.
En los años ochenta recuerdo un programa de televisión
transmitido por el canal trece aún de imevisión, conducido por el periodista
Jorge Saldaña donde muy seguido
era invitado un señor que siempre estaba sonriendo, yo así lo recuerdo, debo
aclarar que su servidor era solo un niño, en fin, este personaje del que hoy
quiero hablarles tocaba un instrumento que para mi era muy raro; como una gran
mesa de madera que al momento de golpearla con una palitos esta vibraba, así
fue como por primera vez vi al maestro Zeferino Nandayapa.
Muchos años
después siendo estudiante de la Escuela Nacional de Música conocí a Javier Nandayapa hijo menor de
Don Zeferino, con quien hice una buena amistad, lo cual invariablemente me
llevo a conocer al Maestro Zeferino, que les puedo decir ahí estaba yo frente a
una leyenda viviente de la música, no solo de México sino del mundo entero.
Nacido en 1931 en Chiapa de Corzo, Chiapas, Zeferino
Nandayapa desde muy pequeño aprendió a tocar diversos instrumento como; el
saxofón, el acordeón y la marimba este último se convertiría en su preferido, a la edad de 16 años viaja a la Ciudad
de México para estudiar en el
Conservatorio Nacional de Música donde recibió clases con maestros como; Blas
Galindo y Carlos Chávez entre otros. Viajó por casi todo el mundo llevando la
marimba y la música mexicana a las salas de concierto de más prestigio, grabó
infinidad de producciones tanto de música popular como clásica, teniendo una
calidad interpretativa impecable, con una musicalidad excepcional.
Volviendo un poco al anecdotario; en cierta ocasión, después
de un concierto del Javier Nandayapa Trío,
donde se había estrenado una obra del Maestro Jesús Martínez, Don Zeferino
subió al escenario y se paró frente al piano, yo estaba ayudando a Javier a
guardar su marimba en ese momento, nos dice el mismo Javier “fíjense en mi
papá…” el Maestro Zeferino comenzó a tocar en el piano la obra que minutos antes se había estrenado, ¡tenia
un oído impresionante!
A lo largo de su vida obtuvo múltiples
reconocimientos tanto en México como en el extranjero; el Premio Chiapas en 1990 y el Premio
Nacional de Ciencias y Artes en el área de Artes y Tradiciones Populares en
1996. Fue declarado “Hijo Predilecto” de su natal Chiapa de Corzo en 2009, y en
2010 se nombró el 9 de febrero en esa población como el “Día de la Marimba
Zeferino Nandayapa”, ganó la Medalla de la Paz otorgada por la ONU
y la Lira de Oro entregada por el Sindicato de Músicos entre muchos otros.
Tu que tocas todo, nunca toques la puerta del olvido, le escribió
Agustín Lara a Zeferino Nandayapa
tras escuchar por primera vez.
Murió el 28 de Diciembre de 2010 en Tlalnepantla Estado de México,
dejando un legado incomparable a México y el mundo no solo con sus grabaciones,
tanbien con sus composiciones y heredando el gusto y la pasión por la música a
sus hijos; Javier, Mario, Norberto y Oscar, a sus nietos; Tania, Mario y Daniel
y a otros más de esta gran dinastía que por el momento no tengo el gusto de
conocer personalmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario